“Yo quiero dedicarme a bailar hasta que mi cuerpo aguante”: Entrevista a Karla Hernández, bailarina con artritis y fibromialgia.
Karla Alejandra Hernández Méndez es una bailarina, coreógrafa y maestra de danza con más de 26 años de experiencia que, en el 2022, fue diagnosticada con artritis reumatoide seronegativa y fibromialgia. Este padecimiento le puso el mundo de cabeza al enterarse de que su vida jamás volvería a ser como antes y que su trabajo corría el riesgo de terminarse por incapacidad.
Afortunadamente, Karla no se dará por vencida y está afrontando sin temor su condición para seguir trabajando en lo que ama. Actualmente, es directora y maestra de “Oshin Estudio de Danza” en donde enseña a grandes y a chicos todo tipo de bailes que van desde ballet clásico, belly dance, danza contemporánea hasta k-pop, pero sobre todo les enseña que siempre es posible salir adelante si tienes un objetivo fijo y te acercas a ello con un amor genuino.
Esta entrevista empezó con una
contextualización del padecimiento de Karla. Lo que inició como un resfriado
común se trasformó en meses de espera de diagnóstico para su intolerante dolor
corporal. Tras muchísimos estudios, finalmente pudo saber el nombre y apellido
de su padecimiento y por fin podría enfrentarse a ello. La artritis reumatoide seronegativa
y fibromialgia dañan los huesos, las articulaciones, entre otras muchas cosas,
pero sobre todo causan un insoportable dolor corporal, ¿cómo podría seguir bailando
si su instrumento de trabajo está dañado?
En algún punto de esta travesía, un doctor le recomendó dejar de bailar por completo… Esto fue un shock muy fuerte en la vida de Karla, puesto que desde los 6 años supo que su único propósito es la danza. Con lágrimas en los ojos y un profundo dolor en el corazón, supo que tendría que realizar demasiados sacrificios para que su vida retomara su rumbo, pero estaba dispuesta a hacerlo si esto significaba seguir bailando.
Así que empezó a tomar su
medicación de manera juiciosa, acude a cientos de especialistas como reumatólogo,
psiquiatra, psicólogo, dermatólogo, entre muchos otros médicos costosos…
Lamentablemente, su tratamiento es muy caro y ella sabía que sería muy
complicado sustentarlo. Después de meses de adaptación a los tratamientos,
retomó su trabajo como maestra de danza para que su vida volviese a cobrar sentido.
Lo más importante para ella es que
sus alumnos aprendan jugando, que se diviertan y se atrevan a experimentar. “Oshin
es un espacio que no solamente vienes a bailar, sino que vienes a encontrarte,
vienes a disfrutar de lo que haces, a disfrutarte, a aprenderte a amar, amar lo
que estás haciendo y darle un poco de tu amor al arte, prestar tu cuerpo al
arte y ser feliz con eso” comentó Karla
No solo es una maestra de danza, es una amiga para sus alumnos. No solo enseña coreografías y bailes, también les ayuda a encontrar un refugio en la danza y aprender a amarla y a amarse para poder ser felices y plenos. Trasmite su profunda pasión para que no solo sea realizar los movimientos de manera mecánica, sino para que el cuerpo sirva como medio de catarsis.
Karla ha tenido que realizar
muchos sacrificios en su estilo de vida; por ejemplo, su drástico cambio de alimentación.
Tiene que sobrellevar los horribles efectos secundarios de sus medicamentos.
Tiene que aprender a escuchar su cuerpo para saber cuando parar y darle lo que
necesita… Pero sobre todo ahora tiene retomar las fuerzas para seguir adelante.
Si bien no ha sido fácil su vida a partir de su enfermedad, su amor por la danza es más intenso que cualquier otro dolor corporal. Ahora, Karla se enfocará en cuidar su salud para que pueda seguir bailando hasta que su instrumento se lo permita. Su historia sirve de inspiración para cientos de personas que se ven limitadas al realizar su pasión, pero si tienes un objetivo fijo, lo persigues con ferviente amor y aprendes a llevar un equilibrio entre el cuidado personal y conseguir tus metas, podrás encontrar la luz al final del túnel.
Comments
Post a Comment